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sábado, 9 de noviembre de 2024
INFÁNCIA TUTELADA EN EL FRANQUISME
Contexto histórico
El 1 de abril de 1939 finaliza la Guerra Civil con la victoria del ejército que tres años antes se había alzado contra la República. Formalmente España está en paz, pero en realidad comenzaba una dura posguerra durante la cual el hambre y la represión se cernieron sobre la población.
La situación económica es crítica, los salarios han caído en picado mientras los precios de los productos de primera necesidad crecen sin parar. Los alimentos escasean y el hambre se vuelve crónica. Las enfermedades y la mortalidad aumentan exponencialmente mientras la mayoría de la población no tiene acceso a las medicinas. Son años de autarquía económica, de gachas, cartillas de racionamiento y estraperlo.
La educación vuelve a manos de la Iglesia, la segregación por sexos se impone.
El franquismo, al estilo de los regímenes totalitarios, procura superar la difícil situación cerrándose en sí mismo y ejerciendo una intensa represión sobre la población. La prisión, el exilio, los campos de concentración, los batallones de trabajo y las ejecuciones se vuelven habituales.
La educación vuelve a manos de la Iglesia, la segregación por sexos se impone y solo se pueden impartir las materias adaptadas al dogma y la moral católica.
Mientras, se instaura el nuevo orden político, el Nacionalcatolicismo, y el miedo y la mediocridad se extienden a todos los aspectos de la vida. Es un mundo de vencedores y vencidos y media España ha perdido la guerra.
Esta etapa se prolonga hasta los años cincuenta en los cuales se pasa del aislamiento internacional y el rechazo de las grandes potencias a la integración progresiva en el mundo capitalista mediante el Concordato con el Vaticano y los pactos económicos y militares con los Estados Unidos.
La situación económica mejora con la entrada en el gobierno de Franco de los tecnócratas del Opus Dei. El Desarrollismo, la renovación industrial, la emigración de mano de obra y el turismo favorecen el “milagro económico”, que en realidad solo es un espejismo. Aun así, la Dictadura, no afloja, el garrote y la represión política y social con censura, prisión y ejecuciones, se mantienen hasta la muerte de Franco.
No es de extrañar que muchas familias se vean obligadas a dejar los hijos en la beneficencia.
En este contexto no es de extrañar que muchas familias se vean obligadas a dejar los hijos en la beneficencia. Otros menores, si la familia es denunciada como desafecta o inmoral, son recluidos en instituciones del Patronato o del Tribunal de Protección de Menores.
Las mujeres padecieron esta situación de forma aún más extrema, además de las vejaciones por el solo hecho de serlo, perdieron casi todos los derechos como persones. La exaltación del modelo de esposa y madre, salvaguarda de los valores de la familia i la sociedad cristiana, las relegó a la casa, el marido y los hijos. La prohibición del trabajo remunerado, las condeno a las faenas domésticas, o a ser explotadas como mano de obra barata, sin ningún derecho laboral. Una situación que las marcará durante toda la vida, pues en la vejez se verán privadas de una pensión digna.
Contexto histórico
El 1 de abril de 1939 finaliza la Guerra Civil con la victoria del ejército que tres años antes se había alzado contra la República. Formalmente España está en paz, pero en realidad comenzaba una dura posguerra durante la cual el hambre y la represión se cernieron sobre la población.
La situación económica es crítica, los salarios han caído en picado mientras los precios de los productos de primera necesidad crecen sin parar. Los alimentos escasean y el hambre se vuelve crónica. Las enfermedades y la mortalidad aumentan exponencialmente mientras la mayoría de la población no tiene acceso a las medicinas. Son años de autarquía económica, de gachas, cartillas de racionamiento y estraperlo.
La educación vuelve a manos de la Iglesia, la segregación por sexos se impone.
El franquismo, al estilo de los regímenes totalitarios, procura superar la difícil situación cerrándose en sí mismo y ejerciendo una intensa represión sobre la población. La prisión, el exilio, los campos de concentración, los batallones de trabajo y las ejecuciones se vuelven habituales.
La educación vuelve a manos de la Iglesia, la segregación por sexos se impone y solo se pueden impartir las materias adaptadas al dogma y la moral católica.
Mientras, se instaura el nuevo orden político, el Nacionalcatolicismo, y el miedo y la mediocridad se extienden a todos los aspectos de la vida. Es un mundo de vencedores y vencidos y media España ha perdido la guerra.
Esta etapa se prolonga hasta los años cincuenta en los cuales se pasa del aislamiento internacional y el rechazo de las grandes potencias a la integración progresiva en el mundo capitalista mediante el Concordato con el Vaticano y los pactos económicos y militares con los Estados Unidos.
La situación económica mejora con la entrada en el gobierno de Franco de los tecnócratas del Opus Dei. El Desarrollismo, la renovación industrial, la emigración de mano de obra y el turismo favorecen el “milagro económico”, que en realidad solo es un espejismo. Aun así, la Dictadura, no afloja, el garrote y la represión política y social con censura, prisión y ejecuciones, se mantienen hasta la muerte de Franco.
No es de extrañar que muchas familias se vean obligadas a dejar los hijos en la beneficencia.
En este contexto no es de extrañar que muchas familias se vean obligadas a dejar los hijos en la beneficencia. Otros menores, si la familia es denunciada como desafecta o inmoral, son recluidos en instituciones del Patronato o del Tribunal de Protección de Menores.
Las mujeres padecieron esta situación de forma aún más extrema, además de las vejaciones por el solo hecho de serlo, perdieron casi todos los derechos como persones. La exaltación del modelo de esposa y madre, salvaguarda de los valores de la familia i la sociedad cristiana, las relegó a la casa, el marido y los hijos. La prohibición del trabajo remunerado, las condeno a las faenas domésticas, o a ser explotadas como mano de obra barata, sin ningún derecho laboral. Una situación que las marcará durante toda la vida, pues en la vejez se verán privadas de una pensión digna.
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lunes, 28 de octubre de 2024
El mercado negro se inició con el franquismo, según un auto de Garzón…
El mercado negro se inició con el franquismo, según un auto de Garzón…
28/01/2011
EDICIÓN IMPRESA EN PDF
Un auto del juez Baltasar Garzón, que trato de abrir una causa para escalecer el franquismo, sitúa el origen de este mercado negro. Desde finales de los años 30 hasta 1977 más de 30.000 niños fueron secuestrados de forma sistemática, según el auto. El objetivo, en el que la Acción Social de La Falange y la Iglesia jugaron un papel importante, era limpiar «la raza» del marxismo a una edad temprana. Los niños robados acababan en brazos de parejas adeptas al régimen que deseaban tener hijos y no podían.
Pero, según algunos investigadores y la asociación Anadir, el negocio de bebes robados continuó hasta finales de 1987. En ese año el Ejecutivo presidido por Felipe González promulgó una ley de adopción que acabó con la legislación anterior, suficientemente irregular, según los expertos, para que apenas hubiera control sobre las adopciones que se producían.
De acuerdo con los informes, los casos más numerosos se registraron durante los años 60 y 70 y los más famosos son los de las clínicas de San Ramón y O´Donnell, ambas en Madrid, Santa Isabel y La Cigüeña en Valencia, Zamacola en Cádiz, la Maternidad de Barcelona y la maternidad de Zaragoza, entre otras.
La infancia que robó el franquismo…
La infancia que robó el franquismo…
BARCELONA
A punto de cumplir 8 años, Mercè Torres entró en la Casa de la Misericòrdia de Barcelona. Era el año 1960. «La vida allí era muy triste… porque no eras nada, solo un número. Yo, el 61. Allí la sopa tenía gusanos, pasaba mucho frío y los castigos eran habituales». Pensaba que no lo resistiría, pero lo resistió. El de Mercè es uno de los testimonios que recoge la exposición Infància robada. La protecció de menors en el franquisme, que hoy se inaugura (19.00 h) en el CIRD.
La muestra, creada por la asociación Grup de Recerca Històrica (Circare), reúne las experiencias de personas que durante su infancia fueron tuteladas por el Estado franquista y muestra la organización, el funcionamiento y la ideología de las instituciones que se hicieron cargo de esos niños. Muchos, hijos de rojos y represaliados. Muchos más, hijos del hambre.
Cuando tenía 6 años, una enfermedad llevó a Amparo García (1936) al Asilo de San Rafael. La directora era sor Virginia y sus castigos, un catálogo del horror. Una vez la encerraron con una niña muerta. Aún recuerda el olor de aquella habitación. Cuando fue la monja a buscarla le hizo tocar a la niña y le dijo: «¿Está fría?, pues más fría te vas a quedar si vuelves a mearte».
Había centros para los dos sexos, pero mientras los niños aprendían un oficio, las niñas limpiaban y rezaban. El día que cumplió 11 años, a Encarnació Hernández (1948) la metieron en un centro de Lleida con la promesa de estudiar. «Solo aprendí a bordar mientras rezaba rosarios y jaculatorias». Con su experiencia y la de otros muchos, Infància robada hace visible el auténtico significado de aquella tutela.
El Periódico:






