En Junio de 1894, el panadero anarquista Sante Geronimo
Caserio asesinó al presidente francés Sadi Carnot, quien ordenó una matanza
contra trabajadores en huelga ese mismo mes. Antes de ser pasado por la
guillotina, a sus 20 años de edad, Caserio pronunció estas palabras:
“No pido perdón ni piedad, sólo quiero hacer saber a mis
compañeros obreros que no estoy loco como algunos han creído. Comencé desde los
14 años a conocer la sociedad, esta sociedad mal organizada en la que los que
no producen nada, consumen todo y los que todo producen no pueden consumir
nada. Cuando hemos hecho muchos panes y hemos gastado toda nuestra fuerza, no
tenemos un solo pedazo de pan para nosotros. Todos los trabajadores nos vemos
obligados a morir de fatiga en la miseria. Mil veces, al echar mi cabeza sobre
la almohada para dormir, pensaba en los sufrimientos de los míos y me hundía en
el llanto, después reflexionaba y otro pensamiento mayor me decía: 'No eres tú
la causa de los dolores de los tuyos; es la sociedad actual'. Y dejé de pensar
en el dolor, sólo pensaba en en mi deber: combatir este absurdo orden social
aniquilando algunos burgueses.
A propósito, ¿murió el presidente?.."

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